Literatura dramática y soportes / Domingo Miras Monográfico : Del teatro que viene.

Por: Miras, Domingo, 1934-Tipo de material: ArtículoArtículoDetalles de publicación: Madrid : : Asociación de Autores de Teatro, , Invierno-2000Descripción: Pp. 4-8ISSN: 1575-9504Tema(s): Ortega y Gasset, José | Hamlet -- Crítica e interpretación | Elogio del murciélago | Literatura y escena | Géneros literarios -- Literatura dramáticaRecursos en línea: Ir al artículo (Texto completo) | Descargar | Dialnet En: Las Puertas del DramaAlcance y contenido: "Vivimos tiempos apresurados, al menos en lo que se refiere a la superficie de nuestra vida. Los usos cotidianos cambian velozmente, y el que dobla el medio siglo no reconocería el medio en que discurrió su existencia infantil, ni en las costumbres de sus padres ni en las suyas. Durante una serie de generaciones, durante siglos, los cambios ambientales fueron íntimos, apenas las modas indumentarias como variaciones más visibles, mientras los hábitos domésticos y sociales sólo se iban modificando a través de una evolución cuya lentitud la hacía prácticamente imperceptible. Es cierto que a los rostros rasurados del siglo XV sucedieron las frondosas barbas del XVI, bigotes con perilla del XVII y nueva efigie lampiña del XVIII con retorno de los rostros barbados en la pasada centuria, y con estas variaciones en las caras masculinas corrieron paralelos cambios en los vestidos y adornos corporales...".
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Argumosa 407 Núm. 1 (Invierno 2000) Enlace al recurso No para préstamo Del teatro que viene REV407 1

"Vivimos tiempos apresurados, al menos en lo que se refiere a la superficie de nuestra vida. Los usos cotidianos cambian velozmente, y el que dobla el medio siglo no reconocería el medio en que discurrió su existencia infantil, ni en las costumbres de sus padres ni en las suyas. Durante una serie de generaciones, durante siglos, los cambios ambientales fueron íntimos, apenas las modas indumentarias como variaciones más visibles, mientras los hábitos domésticos y sociales sólo se iban modificando a través de una evolución cuya lentitud la hacía prácticamente imperceptible. Es cierto que a los rostros rasurados del siglo XV sucedieron las frondosas barbas del XVI, bigotes con perilla del XVII y nueva efigie lampiña del XVIII con retorno de los rostros barbados en la pasada centuria, y con estas variaciones en las caras masculinas corrieron paralelos cambios en los vestidos y adornos corporales...".

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