¿A quien le da miedo Elfriede Jelinek? / David Ladra Monográfico : Premios Nobel
Tipo de material:
ArtículoDetalles de publicación: Madrid : Asociación de Autores de Teatro, 2008Descripción: pp.24 - 31 30 cm fotTema(s): Recursos en línea:
En: Las Puertas del DramaResumen: "Año 2004, ceremonia de entrega del Nobel de Literatura en Estocolmo. La autora laureada, Elfriede Jelinek (Viena, 1946) no está presente. Se dirige a los asistentes a través de unos gigantescos monitores. Su discurso de recepción del premio se titula, significativamente, Al margen. Ella no está, pero su efigie se encuentra en todas partes. Como un icono, nos contempla desde las portadas de sus libros, los carteles de sus piezas teatrales, las revistas dedicadas a la mujer, los semanarios, los periódicos... Vestida a la última, erguida, desafiante, con los brazos cruzados sobre el pecho y su característico peinado, parece como si sostuviera nuestra mirada fijamente. Como si no quisiera que nada humano, que nada procedente de «los otros», la pudiese alcanzar. Impenetrable...."
| Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Ubicación en estantería | Signatura topográfica | Info Vol | URL | Estado | Notas | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Publicación periódica
|
Biblioteca Teatro y Circo | Publicaciones Periódicas Teatro-Circo | Argumosa | 407 | Núm. 33 (2008) | Enlace al recurso | No para préstamo | Premios Nobel | REV407 33 |
"Año 2004, ceremonia de entrega del Nobel de Literatura en Estocolmo. La autora laureada, Elfriede Jelinek (Viena, 1946) no está presente. Se dirige a los asistentes a través de unos gigantescos monitores. Su discurso de recepción del premio se titula, significativamente, Al margen. Ella no está, pero su efigie se encuentra en todas partes. Como un icono, nos contempla desde las portadas de sus libros, los carteles de sus piezas teatrales, las revistas dedicadas a la mujer, los semanarios, los periódicos... Vestida a la última, erguida, desafiante, con los brazos cruzados sobre el pecho y su característico peinado, parece como si sostuviera nuestra mirada fijamente. Como si no quisiera que nada humano, que nada procedente de «los otros», la pudiese alcanzar. Impenetrable...."
