El "Método teórico-práctico para aprender a acompañar" de Ramón Ferreñac y José Preciado María del Carmen Martínez García; Luis Antonio González Marín

Artículo correspondiente al Volumen especial "In honorem" José Luis González Uriol

RESUMEN: Desde un punto de vista histórico o retrospectivo, el órgano -"aquella máquina grandiosa con que todo se expresa", según escribió Tomás de Iriarte- ha gozado de un notabilísimo cultivo en el territorio aragonés. Prueba de ello es la cantidad de ejemplares anteriores al siglo XX que se conservan, muchos de ellos felizmente restaurados. También Aragón ha sido tierra de buenos y afamados organistas, en la práctica de la tribuna y en el magisterio, entre otros: García Bayo, Johan Ximénez Garcés, hasta Sebastián Aguilera de Heredia, Jusepe Ximénez, etc. Muchos tuvieron fama de virtuosos y, por necesidades de su ministerio, hubieron de ser grandes improvisadores y no inferiores "acompañantes": de hecho, entre las funciones de un organista al servicio de una catedral o iglesia principal, donde haía capilla de música, la de realizar el "acompañamiento", continuo, bajo general o como se le quiera llamar, se contaba entre las más importantes. Lamentablemente los testimonios del arte de estos maestros que nos han llegado son, casi siempre, exiguos, tardíos y no hacen justicia a su faceta de acompañantes ni transmiten nada de su ciencia en esta tarea. Un organista más reciente, Ramón Ferreñac, ha dejado un manual de acompañamiento, que presenta pros y contras, pero no deja de ser de sumo interés. PALABRAS CLAVE: Manuales de acompañamiento; órganos, Maestros organistas; método de enseñanza.