Más sobre la "Crisis del Padre Soler" La inservible "renovación y aumento" que hizo José Casas en el órgano prioral del coro del Monasterio del Escorial José Sierra Pérez

Por: Tipo de material: ArtículoArtículoDetalles de publicación: 2006 Zaragoza: Institución "Fernando el Católico", Sección de Música Antigua. Excma. Diputación de Zaragoza,Descripción: 18 p En: Nassarre : Revista Aragonesa de Musicología Vol. 22, núm. 1, 2006, p. 617-634Resumen: RESUMEN: José Casas realizó una problemática e inservible "renovación y aumento" en el órgano mediano prioral del monasterio de El Escorial entre los años 1771-1775. Debido a esa intervención, el órgano quedó en tan malas condiciones que tuvo que ser restaurado pocos años después, en 1786, por el organero José de Verdalonga, a pesar de los intentos de José Casas de remendar la actuación anterior desde 1778, durante 23 meses, dejándolo en peor estado.Los documentos de la restauraicón hablan de "recomposición". El padre Antonio Soler, que era el organista en aquella época, tuvo que sufrir durante todos estos años las consecuencias de un órgano en muy mal estado y los sinsabores de tener que intervenir con informes contra el organero. Soler no pudo disponer del órgano en buenas condiciones durante un periodo muy largo, esperando el arreglo definitivo que, finalmente, no pudo disfrutar pues murió en 1783.
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Artículo correspondiente al Volumen "In honorem" José Luis González Uriol

RESUMEN: José Casas realizó una problemática e inservible "renovación y aumento" en el órgano mediano prioral del monasterio de El Escorial entre los años 1771-1775. Debido a esa intervención, el órgano quedó en tan malas condiciones que tuvo que ser restaurado pocos años después, en 1786, por el organero José de Verdalonga, a pesar de los intentos de José Casas de remendar la actuación anterior desde 1778, durante 23 meses, dejándolo en peor estado.Los documentos de la restauraicón hablan de "recomposición". El padre Antonio Soler, que era el organista en aquella época, tuvo que sufrir durante todos estos años las consecuencias de un órgano en muy mal estado y los sinsabores de tener que intervenir con informes contra el organero. Soler no pudo disponer del órgano en buenas condiciones durante un periodo muy largo, esperando el arreglo definitivo que, finalmente, no pudo disfrutar pues murió en 1783.