El canto de las mujeres en el Templo durante el reinado de Alfonso XIII. Reflexiones sobre el IV Congreso Nacional de Música Sacra María Trinidad Ibarz Ferré
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ArtículoDetalles de publicación: 1993 Zaragoza: Institución "Fernando el Católico", Sección de Música Antigua. Excma Diputación de Zaragoza,Descripción: 59 paginas
En: Nassarre : Revista Aragonesa de Musicología Vol. 9, núm. 2, 1993, p. 221-279Resumen: RESUMEN: El tema de esta comunicación está estrechamente vinculado a otro de mayor envergadura del que todavía se ha escrito poco. A saber: "Las mujeres españolas y la música", labor que urge llevar a cabo rastreando en profundidad por entre las fuentes historiográficas; fuentes que, huelga decir, fueron fruto en su mayoría de la mente de varones. Pues bien, algunas de las causas de la larguísima ausencia de la mujer en los quehaceres del arte músico aparecen en este trabajo. De todos es sabido que la Iglesia y la sociedad circundante coincidieron, durante siglos, en establecer diferencias de trato a las féminas y en asignarles papeles distintos a los determinados para el género masculino. Y ambas coincidieron también en dedicar bastantes energías a separar ambos sexos "cuidando siempre de precaver cualquier desorden" (como rezaba un decreto eclesiástico de 1908).
Volumen especial sobre el VII encuentro de Música Ibérica, celebrado en Zaragoza entre los días 16 y 18 de abril de 1993. SECCIÓN: COMUNICACIONES Artículo correspondiente a: II. Tema libre
RESUMEN: El tema de esta comunicación está estrechamente vinculado a otro de mayor envergadura del que todavía se ha escrito poco. A saber: "Las mujeres españolas y la música", labor que urge llevar a cabo rastreando en profundidad por entre las fuentes historiográficas; fuentes que, huelga decir, fueron fruto en su mayoría de la mente de varones. Pues bien, algunas de las causas de la larguísima ausencia de la mujer en los quehaceres del arte músico aparecen en este trabajo. De todos es sabido que la Iglesia y la sociedad circundante coincidieron, durante siglos, en establecer diferencias de trato a las féminas y en asignarles papeles distintos a los determinados para el género masculino. Y ambas coincidieron también en dedicar bastantes energías a separar ambos sexos "cuidando siempre de precaver cualquier desorden" (como rezaba un decreto eclesiástico de 1908).