El teatro de Quevedo María Hernández Fernández ; directora Rosa Navarro Durán

Por: Hernández Fernández, MaríaTipo de material: TextoTextoDescripción: 1 Recurso electrónicoTipo de contenido: Texto Tipo de medio: electrónico Tema(s): Quevedo, Francisco de 1580-1645Género/Forma: Tesis doctorales en línea Recursos en línea: Acceso electrónico Resumen: El tema de la presente tesis doctoral es el rescate de textos teatrales inéditos atribuidos a Quevedo, el análisis de su concepción del género y la harmonización del mentado corpus con el resto de su obra literaria. En el capítulo I, desde la ecdótica, hemos compilado todos los testimonios manuscritos e impresos de la obra dramática de Quevedo y hemos constituido un catálogo bibliográfico. Los capítulos II y III delimitan el marco sociopolítico, el contexto cultural y la relación de don Francisco con otros escritores que admiró o vapuleó del entorno teatral coetáneo. Bajo el ribete de tres reinados distintos, profundizamos en las circunstancias teatrales que vivió nuestro autor. A partir de los documentos conservados, describimos su relación con otros escritores de su tiempo abocados al teatro: los que admira (Jorge Ferreira de Vasconcelos, por su Comedia Eufrosina, y el fecundo Lope de Vega) y los que critica con dureza (Pacheco de Narváez, Pérez de Montalbán, Jáuregui o Ruiz de Alarcón). Afrontamos su relación con Góngora sin los estigmas de la crítica moderna. Aludimos, además, a la impronta literaria de Quevedo en el teatro aurisecular. Los capítulos IV-VII analizan el corpus dramático de Quevedo. Estudiamos la única comedia quevediana completa de atribución segura, Cómo ha de ser el privado, las comedias perdidas (las de 1625 y 1631) e incompletas (Pero Vázquez de Escamilla y Fragmento) y dos comedias inéditas atribuidas a Quevedo en los catálogos (La privanza desleal y voluntad por la fama, una comedia palatina de enredo, y El galán fantasma, diferente a la homónima calderoniana). Enumeramos, a continuación, las características y los criterios de clasificación que hemos establecido para los entremeses de don Francisco: aquellas piezas focalizadas en la figura de la pidona, las que contienen una crítica al matrimonio y el entremés de figuras. Indagamos, por último, en dos entremeses atribuidos a un tal Miguel Mussa o Mulsa (el Entremesico famoso de las verdades del zonzo y el Entremesico del Hurto del nene). Definimos sucintamente las características de la comedia burlesca, a caballo entre el entremés y la comedia al uso, y establecemos pros y contras de la paternidad de dos piezas atribuidas a Quevedo: El premio de la hermosura y ¡Qué villano es el amor! Describimos las particularidades de las jácaras y bailes, que González de Salas publicó bajo la musa Terpsícore del Parnaso (1648). Desentrañamos a un Quevedo pionero en el retrato de la vida y milagros de jaques de la talla de Escarramán. Y, nos planteamos, a su vez, nuevas atribuciones: la Comedia de las Dependencias de España y "Picarilla, picarilla...". Los capítulos VIII y IX inscriben el teatro de Quevedo dentro de su inmensa escritura. Don Francisco es un pirotécnico del lenguaje que experimenta verbalmente y juega con la agudeza y el ingenio. La dicción de sus comedias, sin embargo, está condicionada por la premura y tirantez del encargo palatino. Estas limitaciones desaparecen cuando nos centramos en su teatro breve, dotado de la frescura y libertad carnavalesca. Aludimos, además, a los dispositivos semióticos de estas piezas dramáticas burlescas. ¿Qué es lo dramático para nuestro autor? Por un lado, confecciona una Antipoética contra los dramaturgos memos de su tiempo, diseminada con sarcasmo a lo largo de su obra festiva. Por otro, Quevedo, como todo humanista, estudia y valora el teatro clásico grecolatino. Según veremos, don Francisco, homme du dieu, homme du diable, a lo largo de su obra dramática, no ha hecho sino personificar el vicio y la virtud, figuras que escenifican el "gran teatro de la conciencia humana". (Fuente: Tesis Doctorales en Red).
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El tema de la presente tesis doctoral es el rescate de textos teatrales inéditos atribuidos a Quevedo, el análisis de su concepción del género y la harmonización del mentado corpus con el resto de su obra literaria.
En el capítulo I, desde la ecdótica, hemos compilado todos los testimonios manuscritos e impresos de la obra dramática de Quevedo y hemos constituido un catálogo bibliográfico.
Los capítulos II y III delimitan el marco sociopolítico, el contexto cultural y la relación de don Francisco con otros escritores que admiró o vapuleó del entorno teatral coetáneo. Bajo el ribete de tres reinados distintos, profundizamos en las circunstancias teatrales que vivió nuestro autor. A partir de los documentos conservados, describimos su relación con otros escritores de su tiempo abocados al teatro: los que admira (Jorge Ferreira de Vasconcelos, por su Comedia Eufrosina, y el fecundo Lope de Vega) y los que critica con dureza (Pacheco de Narváez, Pérez de Montalbán, Jáuregui o Ruiz de Alarcón). Afrontamos su relación con Góngora sin los estigmas de la crítica moderna. Aludimos, además, a la impronta literaria de Quevedo en el teatro aurisecular.
Los capítulos IV-VII analizan el corpus dramático de Quevedo. Estudiamos la única comedia quevediana completa de atribución segura, Cómo ha de ser el privado, las comedias perdidas (las de 1625 y 1631) e incompletas (Pero Vázquez de Escamilla y Fragmento) y dos comedias inéditas atribuidas a Quevedo en los catálogos (La privanza desleal y voluntad por la fama, una comedia palatina de enredo, y El galán fantasma, diferente a la homónima calderoniana).
Enumeramos, a continuación, las características y los criterios de clasificación que hemos establecido para los entremeses de don Francisco: aquellas piezas focalizadas en la figura de la pidona, las que contienen una crítica al matrimonio y el entremés de figuras. Indagamos, por último, en dos entremeses atribuidos a un tal Miguel Mussa o Mulsa (el Entremesico famoso de las verdades del zonzo y el Entremesico del Hurto del nene).
Definimos sucintamente las características de la comedia burlesca, a caballo entre el entremés y la comedia al uso, y establecemos pros y contras de la paternidad de dos piezas atribuidas a Quevedo: El premio de la hermosura y ¡Qué villano es el amor!
Describimos las particularidades de las jácaras y bailes, que González de Salas publicó bajo la musa Terpsícore del Parnaso (1648). Desentrañamos a un Quevedo pionero en el retrato de la vida y milagros de jaques de la talla de Escarramán. Y, nos planteamos, a su vez, nuevas atribuciones: la Comedia de las Dependencias de España y "Picarilla, picarilla...".
Los capítulos VIII y IX inscriben el teatro de Quevedo dentro de su inmensa escritura. Don Francisco es un pirotécnico del lenguaje que experimenta verbalmente y juega con la agudeza y el ingenio. La dicción de sus comedias, sin embargo, está condicionada por la premura y tirantez del encargo palatino. Estas limitaciones desaparecen cuando nos centramos en su teatro breve, dotado de la frescura y libertad carnavalesca. Aludimos, además, a los dispositivos semióticos de estas piezas dramáticas burlescas.
¿Qué es lo dramático para nuestro autor? Por un lado, confecciona una Antipoética contra los dramaturgos memos de su tiempo, diseminada con sarcasmo a lo largo de su obra festiva. Por otro, Quevedo, como todo humanista, estudia y valora el teatro clásico grecolatino. Según veremos, don Francisco, homme du dieu, homme du diable, a lo largo de su obra dramática, no ha hecho sino personificar el vicio y la virtud, figuras que escenifican el "gran teatro de la conciencia humana". (Fuente: Tesis Doctorales en Red).

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